La ciencia y la tecnología para bien o para mal condicionan las formas de vida humana en el planeta e incluso las otras formas de vida natural. Ante esta situación se ha generado posturas radicales:
1. Los Tecnófobos, son quienes consideran que los verdaderos demonios de la modernidad son la ciencia y la tecnología.
2. Los Tecnófilos, son quienes sostienen que todo mal en el mundo tiene su solución tecno-científica.
Sin embargo esto nos permite sostener una postura conciliadora entre las propuestas tecnófilas y tecnofóbicas que permitirán enriquecer el debate educativo con propuestas productivas ante las diferentes problemáticas que pueden surgir en el acontecer diario en el aula.
El llamado triángulo de oro, que es la complementariedad entre telecomunicaciones, televisión y computación, que se integran en el Internet, será tan familiar en todos los hogares, como lo es ya la television. Las escuelas, indudablemente, no serán ajenas a este fenómeno, y se moverán en el paradigma del Constructivismo, en donde lo importante es aprender a aprender y el conocimiento es saber dónde encontrar la información adecuada para la solución de problemas determinados.
En la actualidad existe una confluencia de cambios en los ámbitos económico, científico y tecnológico, que están modelando el rumbo de la educación. Entre las funciones primordiales de ésta, podemos mencionar dos:
1. Transmitir cultura y valores
2. Experiencias a las nuevas generaciones.
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